RAFAEL CABARCOS

"El cambio, como siempre, representa una oportunidad
para los mejor posicionados y mejor preparados,
pero también una amenaza para los más desfavorecidos".
Rafael Cabarcos

RAFAEL CABARCOS

La generosidad y la diplomacia en persona

 

Con Rafael me une una amistad forjada a través de los años en nuestro periplo profesional y personal. Nuestra relación empezó en el Santander y a partir de ahí nos fuimos encontrando en SmithKline Beecham, en el Grupo Prisa… Pero lo que más me ha unido a Rafael es su capacidad para organizar encuentros de captadores y generadores de conocimiento y ponerlos al servicio de todos. En sus cenas y reuniones es capaz de reunir alrededor de la misma mesa a personas muy dispares unas de otras, y hacer que fluyan las ideas y se escuchen y se respeten los diferentes puntos de vista. Una persona polifacética que, por su vocación de actor desde muy joven, tiene tablas suficientes para moverse con elegancia y diplomacia en todos los ámbitos y a todos los niveles, lejos de las etiquetas y siempre muy cercana a las personas.

Ser buen estudiante y  actor de teatro al mismo tiempo. ¿Una difícil compaginación de estos momentos de aprendizaje en tu vida?

Pocas personas saben que comencé a trabajar para la televisión cuando era muy joven. Te puedo decir que vi el aterrizaje del Apolo en la luna trabajando en los antiguos estudios Moro. Mis padrinos artísticos fueron Manuel Dicenta y Mercedes Prendes, creo que con estos dos nombres ya te ilustro sobre la época. Hice el meritoriaje en el Teatro Lara, donde estrenamos en 1973 “La ciudad en la que reina un niño”, una obra que planteaba en aquella época un relato sobre las relaciones prohibidas entre dos personas en un colegio religioso. Relacionándolo con tu pregunta, compatibilicé mi trabajo como actor con mis actividades académicas y profesionales desde los 8 años hasta los 24 o 25 años. No resultó fácil, la verdad. Lo positivo es que no perdí ni un solo año académico y siempre conté con el apoyo de mi familia, mis amigos y mis compañeros. La parte menos positiva es que vives de niño experiencias que te obligan a madurar muy rápido.

¿Qué recuerdos y amigos conservas de esa etapa?

Como te puedes imaginar, fue una época muy intensa. Entré a formar parte del cuadro de actores de Radio Nacional en 1973 y hacíamos tres o cuatro obras de teatro a la semana. Creo que esa experiencia ha sido muy importante en mi vida. Mi experiencia teatral me dio una perspectiva interesante para visualizar y comprender las relaciones humanas. Por otra parte, comenzó también mi actividad política y sindical, actividad que me marcaría también de forma importante. De aquella época, conservo pocos, pero muy buenos amigos, a uno de ellos lo entrevistaste hace poco, Luis Truchado, nos conocimos cuando teníamos 11 o 12 años.

¿Cuesta mucho renunciar a una vocación para emprender un nuevo camino profesional?

La renuncia, si parte de uno mismo, es una opción que afrontas de forma positiva y no genera frustraciones ni malos rollos. Cuando acabé la carrera a los 21 años decidí realizar un programa de especialización en Psicología de las Organizaciones y ya me empecé a orientar al mundo de la empresa. Luego conocí a mi actual esposa, que venía de una cultura multinacional y poco a poco nuestros planes vitales se fueron definiendo en otros campos. Con un poco de dirección, creo que podemos disfrutar donde la vida nos lleve. En mi vida laboral, ya después de acabar la carrera, tuve la suerte de trabajar con personas y profesionales excepcionales, tanto en Telefónica como el Grupo Santander, SmithKline o en PRISA. De estas etapas conservo excelentes amigos. 

¿Cómo llegas al mundo de los recursos humanos?

Cuando finalicé mi carrera de Psicología, realicé el curso de posgrado en la especialidad de Psicología Industrial y luego un máster en recursos humanos. Me presenté a los exámenes que hacía Telefónica y me seleccionaron para incorporarme como técnico en una de sus compañías. Una etapa maravillosa donde tuve oportunidad de aprender el oficio al mismo tiempo que tenía una frenética actividad sindical. En 1988 me incorporé al Banco Santander, en su División Internacional, en una época en la que el Banco quería jugar en la primera división mundial y la gestión de los recursos humanos constituía un factor clave para competir. 

¿Cuáles son los grandes retos que deben afrontar las direcciones de recursos humanos/personas?

Las empresas tienen que dar un paso adelante e interaccionar más con los agentes sociales y con el regulador. La DRH jugará un papel importante si decide activarse y compartir su conocimiento y sus propuestas con el resto de stakeholders. Hoy todavía nos estamos preguntando por qué no se dio ese paso, por ejemplo, para regular hace 5 años el teletrabajo y se ha tenido que hacer a toda prisa y en el peor momento. Tenemos enormes retos derivados de la robotización, la inteligencia artificial, cambios tecnológicos, la forma en que nos organizamos, la transformación radical del mercado, la competencia por el talento… y las direcciones de recursos humanos deben situarse a la vanguardia para dar respuesta a los grandes retos de las personas, de las empresa y organizaciones y de la sociedad en general.

Rafael Cabarcos

¿Se tiene capacidad de influencia desde las direcciones de recursos humanos hacia la Alta Dirección?

Absolutamente. El órgano de dirección de la empresa actúa como órgano colegiado en el apoyo al CEO. Cualquier posición u opinión a estos niveles es importante y, naturalmente, influye en las decisiones del máximo ejecutivo y del consejo de adminsitración. La DRH juega un papel fundamental en el desarrollo de negocio y de sus políticas de gestión; se nutren y pueden prosperar los grandes proyectos empresariales en un cóctel cuyos ingredientes son liderazgo, cultura y talento.

Las asociaciones profesionales como AEDIPE… ¿pueden y deben potenciar aún más su capacidad de influencia hacia la sociedad?

Las empresas son actores sociales fundamentales en la generación del progreso de nuestra sociedad, conviene no olvidarlo. La generación de riqueza, en el mejor sentido de la palabra, proviene de la esfera privada. Es importante que el sistema estimule y promueva el espíritu empresarial. En este sentido, me gustaría subrayar el importante compromiso que la empresa privada ha adquirido en el desarrollo de una mayor responsabilidad social. En generar la confluencia de intereses entre el interés general y el privado radica el buen ejercicio de la política. Para el mundo asociativo este papel es consustancial con su actividad. AEDIPE lleva más de 55 años al servicio de los profesionales de recursos humanos, buscando esa colaboración y esa aportación a la sociedad para potenciar su progreso.

Un gran paso en tu carrera: del sector financiero al de la comunicación. ¿Sin pausa pero con prisa?

Efectivamente, en 1999, me incorporé como director corporativo de recursos humanos del grupo PRISA. El grupo había tomado la decisión de salir a bolsa y necesitaba integrar y consolidar diferentes unidades de negocio, una realidad que sobre el papel quedó definida pero que luego hubo que desarrollarla e implantarla en 18 países y con muy diferentes líneas de negocio. Hicimos un trabajo espléndido, pero a partir del 2006 creo que no valoramos adecuadamente el impacto que tendría la transformación digital en los medios de comunicación. Fíjate en el panorama actual.

Otro paso más y una nueva experiencia: de la comunicación a la diplomacia corporativa. ¿Contamos con buenas representaciones y embajadores en las empresas?

La experiencia que había acumulado durante veintitantos años trabajando en las oficinas centrales en empresas multinacionales me había proporcionado una visión potente de las fuerzas del mercado. Las empresas se mueven en un complejo ecosistema con poderosos vectores normativos, políticos y sociales con los que es necesario interactuar. Gestionar la relación entre las esferas pública y privada es hoy más necesario que nunca y la diplomacia corporativa se ha convertido en una palanca estratégica para las empresas. Ese diálogo, para que resulte positivo, no se resuelve a golpe de decreto ley sino con una búsqueda permanente de soluciones y aportaciones por parte de todos los actores del mercado. Para que nos hagamos una idea, el informe de Competitividad Mundial del World Economic Forum sitúa a España en el puesto 114 de 141 países a la hora de valorar el nivel de carga que supone para las empresas tener que cumplir con toda la regulación. Con esta maraña de regulación, dañas la competitividad, perjudicas la entrada de inversión y desincentivas la acción empresarial, en mercados globales, no es una vía positiva para nuestro país.

¿Esta pandemia que estamos viviendo traerá un cambio social de calado o volveremos a una nueva normalidad más parecida a la actual?

La Covid-19 ha venido a acelerar de forma sustancial la transformación que ya de por sí estaba experimentado nuestra sociedad. El cambio, como siempre, representa una oportunidad para los mejor posicionados y mejor preparados, pero también una amenaza para los más desfavorecidos. Entre todos tenemos que encontrar una vía clara de progreso y el populismo no ayuda precisamente en este sentido. 

¿Somos conscientes como sociedad de los grandes desafíos que nos esperan?

Por ser positivo, te contesto afirmativamente a la pregunta. Ahora bien y con pragmatismo tenemos que hacer cambios importantes y hoy la sociedad está muy fragmentada y polarizada ideológicamente. En este contexto necesitas un gran liderazgo, unas instituciones fuertes y lograr grandes consensos en aspectos que sean críticos para la estabilización y el desarrollo de nuestro país. Tenemos que trabajar todos en esta dirección.

Ya hemos abordado los momentos profesionales y me gustaría que nos hablases de los momentos que han sido decisivos en tu vida

Tengo que confesar que vivo la vida de forma apasionada. Me gusta lo que hago, mi trabajo diario, me gusta hablar con mis amigos, me gusta el debate y disfrutar de un buen vino.  En este sentido, cada día procuro vivir con intensidad. Dicho esto, y si tuviera que elegir momentos decisivos, elegiría, sin duda, el momento en que un amigo me presentó a María, mi esposa, con la que llevo unido 37 años y con la que sigo compartiendo la misma ilusión por la vida que cuando nos conocimos. El nacimiento de nuestras hijas es otro hecho que, realmente, nos cambió como personas. Aunque hoy viven fuera de España sigo hablando a diario con ellas. 

Decisiones importantes

La verdad es que mi círculo íntimo me ayuda siempre en mis decisiones y he tenido la suerte de estar bien acompañado en la vida de personas en las que confío plenamente y que siempre están conmigo, tanto en los tiempos buenos como en los no tan buenos. 

Música inolvidable

Escucho mucha música, trabajo, leo, disfruto con música. Cada momento tiene su estilo y como amante de la música mi registro es muy amplio en géneros, con una especial inclinación hacia el jazz. En mi selección no puedo dejar de incluir a Pat Metheny, Wim Mertens, Philip Aaberg o Max Richter, que me acompañan a menudo.

Lecturas que marcan

Como a todos, Victor Hugo, Dumas, Dickens son autores que nos han dejado marcas. La lectura te hace ser mejor persona, más tolerante y te enseña a ver la realidad de forma más comprensiva. Son tantas las obras que me vienen a la cabeza que me cuesta destacar una en especial. De mi adolescencia, recuerdo especialmente una novela de Stendhal, “Rojo y negro”. La relación de Julien, su protagonista, con Madame de Rênal me cautivó. En cierta medida, como Julien Sorel yo también me enamoré de Luisa Rênal. Déjame citar, por favor, dos piezas que también son importantes para mí y que he releído innumerables veces: una es “La visita de la vieja dama”, de Dürrenmatt; la otra es “La cena”, de Jean Claude Brisville. Cada vez que las vuelvo a leer, descubro nuevos matices sobre el ser humano.

Un lugar para vivir

Con las personas adecuadas, en cualquier parte. 

Un lugar para soñar

Con la persona adecuada, donde me diga.

Cómo te gustaría cerrar esta entrevista

Invitándote a otro café para organizar la próxima cena.

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