JOHN McCUSKER
Con faldas y a lo loco
Nos conocimos muy recientemente, pero John es de las personas que cuando te encuentras con él, no te deja indiferente.
Primero, porque es un escocés que se expresa en castellano con un desparpajo y una campechanía que va mucho más allá del simple dominio del idioma. Después, porque es un gran comunicador que te cautiva con una conversación amena, interesante, llena de curiosidad y de conocimiento, que solo un trotamundos como él es capaz de transmitir.
Un escocés, cuya función actual es la de ejercer toda su amplia experiencia, adquirida en grandes compañías, para atraer, integrar, motivar y desarrollar el talento en una gran multinacional como Bacardí. Pero entre nosotros y a nivel más personal, uno de sus mayores logros es haber conseguido cautivar recientemente a otro gran talento, María Galdó y, sin pensárselo más y con faldas y a lo loco, han decidido que, juntos, forman una combinación perfecta.
Un escocés que sale de Escocia, ¿qué va buscando?
En mi caso, salí por motivos de trabajo. Estaba buscando nuevos horizontes donde podría seguir aprendiendo. Creo que quería salir de mi zona de confort y desafiarme en nuevos entornos. Me ofrecieron un ascenso a un puesto de nueva creación que requería, por un lado, apalancarme en lo conocido, el área comercial, pero al mismo tiempo arriesgarme a crear lo nuevo, en el rol de formación.
¿Te costó mucho adaptarte a España?
Al principio sí… Quedar con amigos a las nueve para tomar cañas y que no aparecieran hasta las diez con una sonrisa y con sorna me preguntaban “¿Ya estás aquí, tan pronto?”. Pero rápidamente me sentí muy integrado, porque en el trabajo tenía un grupo de amigos muy buenos que me “adoptaron” y me enseñaron muchos rincones de España; sus paisajes, costumbres, su comida… Y 28 años más tarde puedo decir que me considero “nacido en Escocia, hecho en España”.
¿Qué echabas o echas de menos de tu país?
Tengo 6 hermanas, un hermano y 15 sobrinos que viven en Escocia, además de un grupo de amigos de la universidad, así que echo de menos no tener más tiempo de calidad y cantidad con ellos. Echo de menos las tardes de sofá con la familia charlando sobre la vida. Y echo de menos la comida india (el pollo tandoori, etc.) a pesar de que intento aprovechar algún viaje de negocios a Londres para cenar en Dishoom.
Lo de los clanes en Escocia… tiene tela. ¿Están muy arraigados?
El sentido de familia o de clan es muy poderoso. Ese sentido de identidad que no requiere validación externa/ajena para prosperar hace que exista un orgullo de pertenencia mágico.
España, Brasil… a ti te va la marcha.
Mi padre hablaba 7 idiomas y nos inspiró a aprender alguno. Además, mis padres nos inculcaron la curiosidad y el respeto por culturas diferentes desde muy jóvenes. Así que, para mí, fue muy normal aceptar el reto de venir a España, o luego trabajar en el Medio Oriente, Nueva York, Brasil, Suiza y Holanda. He pasado casi treinta años fuera de la “Gran” Bretaña, intentando sacar lo mejor de mí en cada lugar y aprender de lo peor. Los idiomas me han ayudado a comprender y conocer mejor las culturas de los distintos países. Me he quedado con que hay tantas cosas en que nos unen… pero como seres complicados que somos invertimos toda nuestra energía en diferenciarnos los unos de los otros.
Como en el fútbol, ¿te sientes más ojeador que entrenador del talento?
En mi trabajo tengo el lujo de jugar los dos roles… Miro bastante dentro de la cantera de la empresa para identificar las posibilidades de cada jugador. Algunos quieren y pueden llegar a jugar en la Champions dentro de nada y hay que potenciar ese talento. Otros van a seguir jugando y evolucionando a un ritmo menos veloz, pero aun así son claves para el equipo. También me gusta observarlos a todos y ver quiénes juegan en equipo y quiénes van por libre. La empresa, para mí, es un entorno donde es crítico pensar más en “¿a quién puedo ayudar?” en vez de “¿quién me va a ayudar?”… En fin, generosidad y solidaridad. Luego me encanta poder acompañar y entrenar a estos jugadores a crecer como profesionales, como líderes dentro y fuera del campo.
Cuando uno cambia de país, de empresa, ¿qué deja y qué se lleva?
Me he llevado muchos recuerdos de la experiencias vividas, muchos amigos, espero que ellos sientan que aquí estoy como amigo sea donde sea que esté. La persona que soy ahora es producto de tantas vivencias, bonitas y amargas… me siento muy afortunado de haber podido vivir lo que he vivido. Sé que he perdido algunos momentos clave en la vida de mis allegados por la vida que llevo y, por eso, con conciencia, estoy intentando ser cohorente con un lema mío que uso con mi equipo y en mi vida personal: “Be where you need to be!” (“Debes estar donde necesites estar”).
He tenido 3 “hogares” profesionales. Dixons, en el Reino “Unido” (un retailer de electrodomésticos, tvs, cameras, etc.) fue mi arranque profesional. De ahí me llevé una forma estructurada de trabajar y de liderar equipos comerciales. Luego, 16 años en Kraft Foods (o Mondèlez) y de ahí extraje un bagaje de muchas culturas y expertise en armonizar formas de trabajar, preparar equipos globales y pensar en lo grande. Llevo en Bacardí 13 años y me siento “en casa”, donde he palpado directamente la posibilidad de generar una cultura donde cada uno se siente valorado por quién es, qué hace y lo que puede llegar a ser.
Además del continuo desfase horario por tus frecuentes viajes, ¿qué desfase te preocupa más?
El desfase que me preocupa más en el mundo actualmente es el desequilibrio entre escuchar y hablar. Pasamos tanto tiempo luciendo felicidad en Facebook e imágenes interesantes en Instagram, que no nos dedicamos a estar en los momentos que importan con las personas que nos importan y realmente conectar con y escuchar a los nuestros. Creo que hemos perdido la capacidad de dialogar donde uno habla y el otro escucha, y explorar el raciocinio del argumento del otro. Ahora es postular, interrumpir y menospreciar, y a veces sin el interés de comprender, de lo que, en el fondo, la otra persona está intentando decir.
Trabajar en una compañía familiar como Bacardí, ¿qué ventajas tiene?
Me encuentro en una compañía familiar donde el pensamiento a largo plazo es un factor muy positivo. Don Facundo Bacardí Massó fundó la empresa en 1862 y en estos últimos 158 años distintas generaciones de la Familia han luchado por dejar la empresa en mejor estado para la próxima generación de accionistas. Podemos pensar en hacer lo correcto para la empresa, sus marcas, su gente, sus consumidores, sus clientes y sus dueños sin estar distraídos por cerrar el trimestre y las presiones a las que muchas empresas cotizadas tienen que someterse. Estoy rodeado de colegas que realmente se apoyan unos a otros, se toman su trabajo en serio (pero no a sí mismos), intentan invertir el dinero de la compañía como si fuera el suyo, evitando despilfarros. Además, la familia Bacardí ha tenido que luchar contra tantas y distintas adversidades a lo largo de su historia hasta ahora, que el espíritu de Fearless (actuar sin miedo), está muy presente. Y, sobre todo, el trabajar en una empresa familiar donde los descendientes del fundador nos tratan a todos como familia, esto también es una ventaja única. Siento que trabajar aquí es #morethanwork (#masquetrabajo).
¿Cómo se ve el mundo desde tu posición?
A veces me da vértigo pensar que tengo la responsabilidad de potenciar el crecimiento, desarrollo, compromiso y rendimiento de mas de 7.000 colegas. Durante algún tiempo en mi pasado, estaba obsesionado con que la gente descubriría que yo era un fraude, que no merecía los ascensos, en el fondo me sentía como un impostor. Después de tratamiento, mi lucha ahora es crear entornos de trabajo donde cada uno se pueda levantar, sin miedo, y decir “hoy no me encuentro bien”, “necesito ayuda”, “quiero hablar”, “me he equivocado”.
¿Va reñida la tradición con la innovación?
En absoluto. La tradición sin innovación puede conducir a la obsolescencia y a la innovación sin tradición puede llegar a ser una flor de un día. Hay que poner al consumidor en el foco de cada plan estratégico de la compañía. En nuestro sector, hay una tendencia irrefutable de querer consumir menos que la generación anterior. Por otro lado, todos quieren participar en los ritos de grupo, celebrar y brindar. Por eso, la innovación llega en la forma del auge de la coctelería y las bebidas sin, o con grados bajos de alcohol. Además, los consumidores buscan más autenticidad y raíces verdaderas en sus marcas.
¿Cómo se gestiona la diversidad?
El business case para la protección de la diversidad es tan obvio y contundente que no lo voy a repetir. En la práctica no hay que etiquetar personas, sino entenderlas. En mi trabajo pongo foco en la “interdependencia”, donde se puede evidenciar que somos mejores (más creativos, más productivos, más integrados y mas “engaged”) cuando unimos los talentos, perspectivas y la cultura más variada que reflejan el mundo exterior.
Por último, llenar de escoceses, con su kilt tradicional, un pueblo tan castellano como Pedraza, en un día de verano, con su gaitas y acompañados del mejor flamenco, ¿fue una performance o la elaboración del mejor cóctel de tu vida?
Alguien dijo una vez… “Solo tenemos dos vidas y la segunda empieza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una vida”. Por un lado, María ha traído mucha felicidad, humor, resiliencia, carácter, diálogo y cultura a mi vida, y todo ello fundado en unos valores de respeto, transparencia, humildad, generosidad y la persecución de la excelencia en todo lo que hace. Y por otro, los dos tenemos la fortuna de tener a nuestro alrededor una familia y amigos que vibran por lo nuestro. Tanto María como yo somos conscientes de que solo tenemos una vida, y dado que somos muy sociales y sentimos que ese momento de compromiso, de entrega y de amor se debía celebrar con las personas que más nos importan en la vida honrando nuestras culturas y contrastes.
Lo que más te apasiona
Tengo algunas aficiones pero tengo dos pasiones: la Música y la Fotografía. Mi padre llenaba mi juventud con un abanico de gustos musicales ayudándome a entender las raíces de la música de hoy. Y mi madre me enseñaba a sacar fotos y a revelarlas en la cámara oscura con paciencia y dedicación.
Un sueño por cumplir
“Dance like no one is watching, sing like no one is listening, love like I’ve never been hurt and live every day as if it were my last” (“Baila como si nadie me mirase, canta como si nadie me escuchase, ama como si nunca me hubiera sentido herido y vive como si cada día fuese el último”).
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