JESÚS SOTO

"Las personas lo son todo en este mundo
y tu éxito o fracaso personal y profesional
se basa en ellas".
Jesús Soto

JESÚS SOTO

Un gran profesional que vive y disfruta la vida día a Dia

 

Jesús y yo venimos compartiendo, además de una buena amistad, muy buenos momentos en los que siempre he apreciado su honestidad y lealtad en las relaciones, su respeto hacia la diversidad de opiniones y la capacidad de escucha y humildad de una persona que, teniendo un gran conocimiento, siempre está dispuesta a entender y a aprender de los demás. 

De origen cartagenero, ciudad de infinita historia y lucha por las libertades, nació en la imperial Toledo y se crió en este crisol que es Madrid, ciudad que no pregunta y que te deja vivir. Cuando puede siempre va al norte, Cantabria y el mar, Aragón y sus montañas.

Además de ser un buen estudiante, es un gran amante del deporte en sus múltiples facetas, desde la natación, el senderismo y el esquí hasta la competición en durísimas carreras como las ultra trails. Y es que cuando aborda las carreras, tanto las universitarias y profesionales como las deportivas, siempre lo hace desde una entrega total y dando siempre lo mejor de sí mismo.

Acaba la de Derecho en 4 años, la de empresariales mientras se sube al carro… de combate durante su servicio militar en caballería y en lo profesional empieza fogueándose en primera línea en Arthur Andersen, compañía que, sin lugar a dudas, imprime carácter.

En su posterior incorporación al grupo PRISA, trabaja sin pausa ocupándose de adquisiciones en Latinoamérica y aprendiendo del complejo mundo corporativo. En el año 2010 entra en el grupo VIPS como CFO hasta su compra por el grupo mexicano Alsea y hoy afronta otro nuevo reto que vive con pasión… cada Dia.

¿Qué recuerdos o enseñanzas tienes de tu paso por el colegio?

Clases abarratodas con más de cuarenta chavales, jugar en el patio al fútbol, al baloncesto, exámenes, el comedor… el apoyo de mi padre si algo no entendía. 

¿Era la calle otra escuela de la vida?

Cuando era un niño pasaba mucho tiempo en la calle, jugando al fútbol, montando en bici o tirándonos piedras… ahora suena a barbarismo… pero lo hacíamos y luego de adolescente también pasabas mucho tiempo en la calle. Era donde madurabas. No estabas controlado y no teníamos móvil. Creo que se vivía más en una prueba y error que ahora y que, sin duda, enseñaba mucho. De mi etapa de niño no he seguido en contacto con amigos. De mi época de adolescente sí. Somos un grupo de amigos que nos vemos cuando podemos (siempre menos de lo que nos gustaría), pero las redes sociales permiten mantener conversación.

¿Eras igual de competitivo en los estudios que en el deporte?

No sé si soy competitivo. Lo que sí que me gusta es poner lo mejor de mí en cada actividad que hago, aunque también mido, buscando el equilibrio coste beneficio. En ese sentido sí que hay un paralelismo entre estudios y deporte.

¿Se llega suficientemente preparado para elegir una carrera?

No, al menos yo. Pero lo importante es empezar, seguir para adelante y no parar hasta llegar a la meta. Meta que ni visualizas muchas veces y que vas construyendo según avanzas. Leía el otro día un libro con una frase interesante, “nada fracasa tan rápido como el éxito”. Cada meta que alcanzamos es solo un escalón más en nuestra vida, que algunas veces lo subes y otras lo bajas.

El tenis te juega un mal revés y te apuntas a Derecho en la Complu

Lo del tenis es gracioso… Me encantaba jugarlo y con un buen amigo jugaba mucho. Me operaron de un dedo de la mano y se terminó.

Y llego al vicerrectorado de estudiantes de la Complu… Y no sabía a lo que apuntarme… Y ya sabes el dicho… el que sabe, sabe, y el que no, a Derecho. Pues allí fui. El Derecho es algo maravilloso que en aquel momento no supe apreciar, es la base de las relaciones en nuestra sociedad. Con el tiempo me ha aportado mucho y me ha ayudado en mi vida personal y profesional. 

Llega la hora de hacer la mili y te apuntas a caballería para subirte al carro… de combate. ¿No había otra opción más ligera?

Los de Derecho solo podíamos aspirar a ser de Infantería o de Caballería y mejor ir motorizado… allí también conocí a gente estupenda con la que sigo teniendo contacto. De todo se aprende. Es una etapa de recuerdo agradable. Creo que algún tipo de servicio social deberíamos hacer. Ayuda a salir de tu mundo y a conocer otras realidades.

¿Buscabas un blindaje profesional y por eso elegiste hacer empresariales?

En esa insatisfacción que se tiene cuando uno está buscando su camino, entendí que era la mejor forma de completar mi formación y facilitar empleabilidad en algo que ya asomaba que me gustaba.

En el 93 te pasas a la oposición porque no puedes estar sin dejar de aprender y competir.

Año 93… Post olimpiadas y post Expo….Paro juvenil de más del 40%… (que no solo lo ha habido ahora, por desgracia es un mal de este país que es España y que no hemos sido capaces de resolver…). Había que seguir aprovechando el tiempo… otra opción era haber ido fuera a estudiar, viajar… Pero ahora eso se ve más fácil…

Inicias tu carrera en Arthur Andersen. ¿Como una meta o como una salida para otras carreras?

En aquellos años, mediados de los 90, entrar en Arthur Andersen era lo más. Un gran sitio para aprender y crecer, y podía ser tanto una meta como un sitio de paso, que era lo más normal. La labor que han desarrollado las llamadas Big Four para preparar profesionales de nivel durante los últimos 40 años en España, no es apreciada suficientemente. Además allí existía el mentoring y el coaching antes de que les pusiéramos esos nombres. 

En ese tipo de compañías que dejan tanta marca. ¿Se sufre o se disfruta?

Se trabajaba mucho, se aprendía mucho y te divertías mucho. Gente joven trabajando y pasando mucho tiempo juntos. Imprime una forma especial de enfrentarse a los retos y de ver los temas. Además, por tipo de trabajo y entorno eres un privilegiado, por lo que, claramente se disfruta, y cuando eso no se producía, te tenías que bajar de ese autobús.

Tengo grandes amigos de esa época. Y luego, el mundo empresarial está lleno de exarturos… y ese punto de conexión ayuda a tener una red muy potente. Se inventó antes que las redes sociales…

En el año 2000, cuando parecía que se iba a acabar el mundo, tú entras de lleno en el de la comunicación. ¿Ibas muy de PRISA?

Tras varios años en Arthur Andersen surge la oportunidad del sector de media y del incipiente puntocom… Era una oportunidad muy interesante que, además, en una primera etapa tuvo un componente internacional muy apetecible. Me permitió estar en contacto con pesos pesados del mundo empresarial y de la comunicación. Pero diferencias de visión sobre el futuro de la propia compañía me llevaron a tomar la decisión de irme. Si no creo en lo que estoy haciendo, prefiero hacer otra cosa.

Coincidí con gente estupenda y de mucho nivel de la que aprendí. También sigo en contacto con varios de ellos, a alguno lo conoces muy bien.

Tu apetito de nuevas experiencias te llevan al grupo VIPS. ¿Qué elegiste de entrada?

Me llamó Enrique, que durante muchos años ha sido mi mentor. Yo estaba en una boutique de M&A con unos buenos amigos donde había llegado tras mi salida de Grupo Prisa, pero me sedujo la idea de volver al mundo corporativo. Tras pensarlo bastante, decidí dar el paso.

¿Y de plato principal?

Una transformación brutal de la compañía que ha sido muy reconocida posteriormente en los medios financieros y del capital riesgo en España con gran apoyo de los accionistas.

¿Y de postre?

Vendimos la compañía, realizando una operación muy exitosa. Lo mejor, el equipo que tenía y que ahora algunos de ellos ya son más que amigos.

En toda carrera, ¿cuáles son los elementos que te aportan más energía?

Tener una visión de dónde se puede llegar. Y a partir de ahí la determinación es el aspecto clave al abordar cualquier reto. Las carreras de ultra trail lo son y los proyectos profesionales en los que me he ido embarcando los últimos años, basados en transformación, también. Además está una de las palabras de moda, resiliencia… pero es cierto, en esos retos por la montaña, o la tienes, o no acabas cuando, además, mis condiciones físicas no son las de un atleta. 

A la hora de zambullirte en un proyecto como el que estás hoy en Dia, ¿qué es lo que más te apasiona?

Pues un reto fantástico. Me recuerda algo a la situación del reto anterior. Gran marca y empresa que lo fue, pero que necesitaba cambiar para adaptarse a la nueva situación y volver a ser exitosa. Aquí en Dia pasa algo parecido. Lo bueno que hay un gran equipo que desde hace unos meses, antes que yo me incorporara, ya está dando la vuelta a la compañía. Tener buenos compañeros de viaje es fundamental para cualquier reto, ya sea en la montaña o en lo profesional.

En los proyectos, ¿hay que saber nadar bien e incluso contracorriente?

Be water my friend.

¿Qué cualidades son esenciales para contar con el mejor equipo?

Escuchar, compartir una visión, exigir y predicar con el ejemplo. Las personas lo son todo en este mundo y tu éxito o fracaso personal y profesional se basa en ellas.

¿Cómo te ves hoy en Dia?

Con una ilusión tremenda. Es un privilegio formar parte de este proyecto, con muchas ganas de aprender, ayudar y aportar para llevar esta nave a buen puerto.

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