EVA IVARS
Una visión apasionante de la vida
En teoría, todas las personas podríamos estar conectadas a seis grados (clicks) de separación. Eva y yo no nos conocíamos hasta hace unas semanas, pero profesionalmente estuvimos mucho más cerca de lo que pensábamos, y no nos encontramos antes de pura casualidad. Ambos hemos trabajado en uno de los dos grandes grupos de comunicación franceses (Publicis y Havas) y Val, mi mujer, trabajó con su marido Ricardo también en el Grupo Havas, manteniendo su relación personal a través de la fotografía que a ambos les apasiona.
Nos conocimos en una cita a ciegas después de contactar por LinkedIn para tomar un café, lo cual tiene su gracia ya que Eva es la Directora General de Alain Afflelou en España y, entre otras muchas actividades, es Consejera en las Cámaras de Comercio francesa en Madrid y en la Franco-Internacional en París. En esa primera cita conectamos rápidamente, y es que Eva lleva la comunicación en sus genes y despliega una vitalidad que te cautiva.
Echando la vista atrás, ¿cuáles son tus mejores recuerdos de infancia?
Todos mis recuerdos de infancia pasan por mi Denia natal: luz, mar, fiesta, familia, amigas, el colegio… Cuando eres de un pueblo de mar (que es lo que era Denia hace 30 años), la verdad es que no vas mucho a la playa, la tienes tan cerca que ni la ves; por eso me encantaba ir con mis padres los fines de semana a coger tellinas en la orilla. También recuerdo con mucho cariño los veranos de campamentos y las excursiones del grupo juvenil al que pertenecía, y, sobre todo, los veranos en la casa de campo de mis abuelos maternos y jugar en los naranjos con el barro y las acequias de regar.
¿Cómo ves con el paso del tiempo los momentos que han marcado tu trayectoria profesional?
Los momentos que marcan una vida profesional o personal son esos momentos, esos retos que pasan y coges sin más, sin drama, sin saber dónde te van a llevar y sin ser conscientes de lo que pueden significar. De repente, echando la vista atrás, te das cuentas de que te han dejado huella y han marcado tu destino sin tú saberlo; definitivamente venir a Madrid a estudiar Publicidad me abrió a una visión del mundo más cosmopolita. Aceptar el cambio que me propusieron para entrar en Publicis con mi hija recién nacida, que me permitió conocer al Sr. Alain Afflelou y aceptar el reto de algo tan diferente como la dirección general de España de Afflelou (¿qué pinta un publicista dirigiendo una empresa óptica?). Yo siempre digo que si hubiera sabido que era imposible no lo habría hecho, sin embargo, es ese atrevimiento, o tal vez inconsciencia, lo que te hace avanzar.
¿Valenciana de nacimiento y embajadora por convicción?
Sí, por supuesto. Como dice Serrat, cerca del mar, porque yo nací en el Mediterráneo y creo que eso marca. Los pueblos mediterráneos tenemos una larga historia (de hecho, Denia fue una colonia griega ya en el siglo I a. C), somos descendientes de navegantes y mercaderes, y diría que por eso tenemos esa vena emprendedora y un tanto aventurera. Existe un buen equilibrio entre luchar por salir adelante y celebrarlo todo. No sé si lo sabes, pero Denia es Ciudad Creativa de la Gastronomía por la UNESCO y en el Trivial aparece como la ciudad con más fiestas de España, así que los dianenses creamos fiestas para todo: para rezar, para comer, para bailar y para revivir la historia.
Acostumbrada a esa luz reflejada en los cuadros de Sorolla, ¿viste el cielo a tu llegada a Madrid?
Mi llegada a Madrid fue algo dura, sobre todo el primer año. A mí me gusta conocer gente, de hecho, en verano trabajé en la Guardia Civil de intérprete y en la Oficina de Turismo, y se me dio bastante bien esa parte un tanto internacional y diversa. Pero Madrid era otra cosa, vivía en un piso y me quedaba sola los fines de semana, me costó hacer amigas en la universidad porque la gente ya venía con su propio ritmo y grupo de amigos. El segundo año fue diferente: me fui a vivir a un colegio mayor, el Roncalli, y eso fue lo mejor que pude hacer. Allí los límites te los ponías tú, me encontré con gente universitaria como yo, que estaba lejos de su casa y descubría Madrid, fue una etapa muy enriquecedora de la que aún conservo las amigas de toda España y hacemos viajes anuales.
Cuando empezaste a trabajar en Publicis, ¿te cegaron las luces de París?
La verdad es que yo empecé a trabajar en publicidad en el año 94, cuando el sector estaba en pleno apogeo y eso sí era deslumbrante; conocer sectores y clientes tan importantes siendo tan joven. Empecé en Delvico Bates, después estuve en Grey y, finalmente, en Publicis, donde podríamos decir que ahí sí que París me cambió la vida. Cuando hablo de París, me refiero a cuando conocí al empresario Alain Afflelou para lanzar su marca en España, y que ha marcado una etapa importante de mi carrera profesional, creciendo a su lado.
¿Eres más de ver la botella medio llena o medio vacía?
Sin duda siempre medio llena, soy de las que creo que el pasado está detrás y que las oportunidades hay que buscarlas y crearlas. Y si la cosa se tuerce, que se torcerá, simplemente asumirlo, aprender y saber levantarte, “nunca tires la toalla”.
¿Cómo te veías a los 30 años?
Pues a los 30 ya tenía a mis dos hijas y ellas me consumían mucha energía. En paralelo tenía ganas de crecer, con ambición y quería hacer una buena carrera profesional sin olvidarme de mi familia. Así que diría que los 30 fueron intensos para mí.
¿Y cómo te ves ahora?
Ahora sigo tomándome la vida con pasión, y sigo con ganas de crecer, de aprender, soy curiosa por naturaleza y sin embargo ahora sé relativizar, divertirme mucho más en el trabajo y definir con mayor claridad mis objetivos.
¿Y en el futuro?
Reinventándome de nuevo. El reto de Alain Afflelou sigue siendo mi principal acicate para el futuro y, simultáneamente, me encantaría contribuir a crear valor con mi experiencia de estos últimos 16 años en otros sectores y empresas. De hecho, ya lo estoy haciendo en la Cámara de Comercio Francesa como vicepresidenta y consejera, además de otras organizaciones con las que colaboro.
¿En qué sueles fijarte a la hora de conocer a las personas?
Me fijo mucho en cómo hablan de sí mismas y de los demás, en qué rol se posicionan, si son sinceras, o si solo están contigo por el interés. Soy una persona que conecto fácilmente con los demás y me guío bastante por la química y mi instinto que hasta ahora me han funcionado muy bien. La verdad es que suelo equivocarme poco al analizar a las personas, lo que hace que me lleve pocas decepciones en ese sentido.
¿A qué sueles hacer la vista gorda?
Soy una persona bastante orientada a resultados. Si confío, no me meto en los detalles, suelo dejar autonomía y que la gente haga su camino respetando la ética y buenas formas de trabajar y de hacer. Tampoco me dejo impactar demasiado por las críticas y cotilleos, creo que es una gran virtud el que, como dicen mis hijas, “me resbalen las cosas no importantes”.
¿El éxito profesional puede llegar a deslumbrarnos?
Pues sí, depende de quién seas, aunque acuérdate de Ícaro: si estás cerca del Sol te puedes caer. Creo que lo más importante es no olvidar nunca de dónde vienes, cuáles son tus orígenes y dar gracias de que si estás ahí es porque has nacido en una familia, en un país, en una época (fruto del azar) que te ha facilitado el estarlo. La suerte hay que buscarla, pero tiene una parte de azar. Y, sobre todo, darte cuenta de que todo es relativo, de que todo pasa -lo bueno y lo malo- y que lo importante es cómo eres y no el puesto que pone en tu tarjeta.
Cuando eres mujer y directiva, ¿te sientes observada con lupa?
Cuando eres directivo tienes una gran responsabilidad y tienes que asumir sus consecuencias, para bien y para mal, eres un referente con impacto y eso significa que te observan, pero más por ser directiva que mujer. Sin embargo, si es cierto que, sobre todo al principio, ser mujer y directiva te obliga a romper con muchos tópicos, algunos de ellos incluso autoimpuestos.
¿Existe la pasión profesional a primera vista?
Como decía antes, en mi caso creo en la intuición, que es un atajo de la inteligencia, y por lo tanto si a primera vista no hay pasión, mejor piénsatelo dos veces. Los expertos dicen: para las cosas banales guíate por la razón, pero para lo realmente importante guíate por la pasión.
Trabajar con y para una persona tan brillante como Alain Afflelou es…
Enriquecedor, exigente, retador, vivir en el límite, nada es seguro y siempre hay que ir a más.
¿Qué gafas se necesitan para compartir esa misma visión y los mismos valores?
Unas gafas creativas, innovadoras, que te permitan observar el mundo de manera sistémica y a la vez actuar rápidamente.
¿Se van perdiendo de vista los valores profesionales con el tiempo? ¿Es necesario hacer una graduación periódica? ¿Y los personales?
Creo que los valores profesionales y personales tienen que ser coincidentes; no entiendo los unos sin los otros porque si fuera así me volvería esquizofrénica. Y te reconozco que no es que se pierdan, sino que evolucionan porque todos en la vida cambiamos nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y al final nuestros actos; qué es la vida sino un vector evolutivo. El ser humano es un todo y no puede disociarse.
En la visión de una carrera profesional, ¿qué encierran la miopía y la hipermetropía?
Diría que en una carrera profesional la miopía es la incapacidad de los directivos para ver de lejos, para saber a dónde van y qué quieren hacer con su vida. La hipermetropía en esta metáfora sería el estar demasiado en las nubes, en el voluntarismo y los buenos deseos, y no ser capaz de hacer que las cosas ocurran, que los equipos te sigan y entiendan tu visión.
Cuándo miras el mundo actual, ¿cuáles son los grandes retos a los que nos enfrentamos?
Son tantos… El cambio climático y la concienciación de que somos la última generación que podrá pararlo, después será demasiado tarde. También me preocupa la clase política incapaz de gestionar en el largo plazo y pensar de manera global, solo les interesa el poder y conseguir más y más votos. Es preocupante la polarización de las clases sociales, con cada vez más extremos, las jóvenes generaciones que difícilmente tendrán las oportunidades que nosotros hemos tenido, la diversidad en las compañías para aportar una visión más amplia y creativa…
Hay cosas que se ven venir y las pandemias como la actividad de los volcanes y los seísmos están dentro de lo probable, pero ¿cómo ves la salida a esta situación?
Sinceramente la veo muy complicada. No tanto por la parte sanitaria, ya que estamos a las puertas de una vacunación masiva, sino por la parte económica. Se ha destruido gran cantidad de empleo y de riqueza. Si tienes suerte y estás en un sector de los que están creciendo genial, pero hay sectores muy afectados con una difícil salida en el corto y medio plazo, y mucha gente que no sabe si volverá a trabajar y en qué. La incertidumbre es lo peor que hay para el ser humano.
Además, tampoco tenemos un sistema que se esté preocupando por hacer una formación o reciclaje digital para capacitar a los profesionales en los trabajos del futuro. Si vamos a vivir 100 años, deberíamos formarnos continuamente, y seguramente tendremos varios trabajos muy diferentes entre ellos.
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