Sociedad información

De la sociedad de la información, a la saciedad de la comunicación

Cuando a base de oír casi siempre lo mismo, acabamos por hacer oídos sordos.

En la sociedad, como en las empresas, disponemos de múltiples canales de comunicación y de emisores de la misma. Cuando la necesidad de comunicar se convierte en una necesidad permanente de comunicar y de ocupar el canal, la audiencia, el target, puede acabar desconectando, y eso es lo que está pasando en nuestras pantallas de TV.

La importancia del emisor

Cuando una persona y siempre la misma actúa como único emisor, a modo de ejemplo, informándonos cada día de los avances de la pandemia de manera repetitiva y constante, con mensajes reiterativos en los que la única variación va de “todo está bajo control” en el mejor de los casos a “la situación es alarmante” en el peor, resulta, además de tedioso, poco creíble. 

Entre medias, y ante la imposibilidad de dar datos más concretos, se aventura a una serie de predicciones que el target (los ciudadanos) desoyen, o que más bien acaban por hacer oídos sordos llegando a servir de base a la cantidad de memes, la mayor parte simpáticos, sobre augurios y predicciones de catástrofes que nunca acabarían por llegar.

En comunicación interna, como en el resto, debemos conocer y aplicar algunas reglas para evitar caer en esa monotonía que acaba por aburrir o bien no calar en el público objetivo:

1.- Ser diversos: elegir más de un portavoz. El que siempre sea el mismo portavoz, la misma persona, sea CEO o Director de Departamento, influye ya de por sí en generar esa sensación de déjà vu, de otra vez más de lo mismo, acabando por perder interés por la persona y por lo que comunica.

2.- Diversificar los portavoces, los emisores, contribuye a llamar más nuestra atención, hacer más amenas las comparecencias o presencias, a descubrir nuevas tonalidades y estilos, en definitiva, a mejorar nuestra capacidad de escucha. 

Por ejemplo, cuando realizamos un vídeo corporativo o una grabación de una sesión de e-learning, contar con más de un locutor/narrador y si es posible de diferente género, contribuye a captar la atención y dinamizar el contenido, haciendo llegar mejor el contenido y los mensajes.

3.- Controlar la frecuencia: programar las comparecencias o las comunicaciones diaria, semanal o mensualmente está bien en un principio, siempre y cuando cumpla la función para las que las hemos convocado. Uno de los errores que se suelen cometer es lanzar una Newsletter o una convocatoria de una reunión simplemente porque estaba programada, aunque no tengamos contenido suficiente o interesante para llevarla a cabo. Hay que comunicar cuando tenemos que comunicar y no porque tenemos que comunicar. 

4.- Ser atractivos y atrevidos. En comunicación no estamos solos y tenemos múltiples competidores que quieren hacerse oír, algunos con más medios, mayor potencia y noticias de interés y otros más modestos y con menos medios, pero que pueden llegar a diluir nuestra capacidad de influencia. La manera de cómo presentamos o “empaquetamos” la comunicación adquiere una importancia relevante, ya que tenemos que atraer la atención por la forma para que puedan acceder a los mensajes. En Ulises Comunicación decimos que los mensajes tienen que entrar por los ojos para llegar al corazón y razón de las personas.

5.- Ser diferentes. Las normativas corporativas, los formatos de los diferentes canales, tienen la ventaja de crear marcos perfectamente identificables, pero en algunos casos esa rigidez y uniformidad no nos permite resaltar lo extraordinario, lo interesante. Las normas están para cumplirlas, pero debemos contemplar siempre las excepciones. Una comunicación en la que no podemos destacar imágenes, iconos, colores, tipografías o tamaños diferentes, aunque las normativas lo contemplen, pero los usuarios o bien lo desconocen o bien usan siempre los mismos recursos por comodidad, acaba por pasar desapercibida, trasladando la uniformidad de la forma a la de los mensajes.

Y por último, pensar siempre a quién nos dirigimos, qué queremos contarles, cómo y cuándo debemos hacerlo y con qué recursos contamos para conseguir la mayor audiencia e interés.