POR TI, POR MÍ, POR NOSOTROS…
ES TIEMPO DE COMPARTIR
Diciembre siempre ha sido un mes especial y suponemos que, en parte, siempre lo será. La Navidad ya está de nuevo con nosotros y, querámoslo o no, este espíritu inunda cada rincón del mundo.
Por unas cosas u otras, este año será diferente. Es probable que hayamos perdido un poquito la magia de estas fechas, quizá porque algunos no ocuparán su silla en la mesa, porque todo está patas arriba o porque desde el año pasado ya nada es lo que era.
Sin embargo, diciembre y la Navidad tienen el don de ser especiales por naturaleza. ¿Quién no ha soñado con ganar la Lotería de Navidad? ¿Quién no ha alucinado viendo las casas decoradas? ¿Cuántas veces hemos imaginado el reencuentro entre personas al ver un avión en estas fechas?
La Navidad es época de familia, de volver a casa, de reducir la cantidad de kilómetros que nos separan y poder dar todos aquellos abrazos que tenemos guardados.
Lo cierto es que, probablemente, este no sea el año de los reencuentros masivos, de celebraciones infinitas con amigos o familiares o de esas fiestas interminables que acaban al amanecer, pero lo mejor siempre estará por llegar.
Lo que no hay que olvidar es que es tiempo de ilusión, de soñar, de nostalgia y también de dolor, una sensación agridulce que nos acompaña año tras año.
Ojalá recibamos mensajes que nos hagan reír y llorar de emoción. Ojalá nos contagiemos de esa inocencia que cada niño desprende en estas fechas. Ojalá consigamos hacer una lista de propósitos para el nuevo año que sea real, que podamos cumplir. Ojalá siempre hubiera sonrisas de más y no de menos.
Brindemos por los que estamos, por los que se fueron y por los que están por llegar.
Planifiquemos qué hacer para ser felices y cómo asimilaremos que las cosas importantes de la vida es posible que no sucedan como las planeamos.
Este año, una vez más, debemos ser conscientes de la situación sanitaria que estamos viviendo y actuar con responsabilidad, pero que no se nos olvide vivir.