COMUNICAR Y TRANSMITIR
Si queremos comunicar optimismo, empecemos por transmitirlo
Estamos viviendo un estado excepcional que algunos se empeñan en comparar a un estado de guerra y, digo yo, que debe ser porque no han conocido ninguna y yo, afortunadamente, tampoco.
Estamos continuamente oyendo hablar de frente de batalla, de primera línea defensiva, de combatir al enemigo, del número de bajas… metáforas ampliamente extendidas por todos los medios de comunicación y, si alguna batalla hay, es la de su propia competición por llenar las parrillas de noticias y testimonios a cuál más impactante y dramática.
Sin restar el mérito a todos los profesionales que están hoy trabajando en todos los sectores, que no en todos los frentes, desde la comunicación, la sanidad, los bomberos, los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, los empleados de Correos, y un largo etc., hoy todas las personas estamos concienciadas de que esta situación es pasajera, aunque esté durando más de lo que pensábamos en un principio y esperemos que menos de lo que los peores augurios nos presentan.
Sin embargo, estamos viendo y viviendo con cierta satisfacción que las empresas, a pesar de estar tomando las medidas que tienen que tomar, en la medida del margen del que disponen, llegando a declarar ERTE, están volcándose en conectar y transmitir optimismo a sus clientes, consumidores y también a sus empleados.
Si en un primer momento gran parte de la comunicación interna se centraba en consejos prácticos para combatir el Covid-19, o conectarse al teletrabajo, o bien a la dirección de equipos de trabajo remotos, empezamos a observar un cambio de tendencia hacia una comunicación más empática, más motivadora, más conectada a las emociones.
Las cenas y comidas con los familiares y amigos conectados por Skype, Zoom y otras herramientas empiezan a ser moneda corriente en la vida privada, por esa necesidad de volver a sentir las emociones que el confinamiento nos priva a nivel personal. La misma necesidad tenemos también en lo laboral pero quizás pensemos que el teletrabajo no se presta a este tipo de actividades, como la de reunirnos para tomar un café, la de charlar en un pasillo o bien entre reunión y reunión, pero no porque no se pueda, que la tecnología sí lo permite, sino porque quizás se piense que no es posible o, lo peor, que no es necesario.
Cuando todo nuestro entorno es sombrío, es cuando más buscamos y necesitamos ese calor que solo una comunicación racional, pero también emocional, nos puede transmitir.
Tenemos que ser capaces de crear esos espacios que, como los espacios sin humo, nos protegen de un entorno tóxico, pesimista, incierto e incluso intencionadamente falso. Lo que pasa en las redes sociales, también pasa en las empresas.
Se acercan unos días de vacaciones, que para muchos empleados no se diferenciarán excesivamente, pues estarán confinados en sus casas que hoy también son sus oficinas.
Creemos hoy un momento para brindar con nuestros equipos, desearles felices vacaciones, desconectar el correo del trabajo, que es como cerrar la oficina y volver a conectar con la familia, con los amigos, con el resto del mundo, el real y sobre todo el imaginario.